Se deben tener los sentidos en buenas condiciones para aprovechar al máximo su olfato y paladar. Es aconsejable estar en un ambiente tranquilo, sin olores ni perfumes penetrantes. Calentar con las manos el vaso en el que ha colocado el aceite.
Mover el vaso tapado con movimientos circulares para que una fina capa de aceite impregne sus paredes.
Destapar e introducir la nariz, analizar el aroma de aceituna, más o menos intenso, junto con otros aromas como manzana, alcachofa, tomate, higuera, hierba, almendra...
Introducir una pequeña cantidad de aceite en la boca, moviéndolo por todo su interior, colocarlo en la zona de los dientes y aspirar aire por la boca a intervalos cortos de tiempo.
Esta técnica denominada sorbetón por los catadores, ayuda a pulverizar el aceite en la cavidad bucal y que el aire aspirado pase a la cavidad nasal, realzando unos aromas que, de otra forma, seguramente no se habrían mostrado.
Al probar el aceite se debe estudiar el carácter amargo en la parte posterior de la lengua.
El sabor dulce en la parte anterior de la lengua.
La intensidad del atributo picante en la garganta.
Valorar en su conjunto la textura del aceite: su suavidad, densidad, fluidez, tacto, etc.